PRESENTACIÓN DE ARTEJOM – JORGE ORTUÑO MUÑOZ
Nací en 1951. Entonces se criaba a los niños sin vigilarles tanto como ahora (para lo bueno y para lo malo) y según recuerdo se disfrutaba de una libertad maravillosa desde que se cumplían unos pocos años. En ese espacio de libertad se podía crecer en aquello que nos era dado de nacimiento.
El colegio fue un mero trámite en mi caso y no fui un buen alumno porque carezco de la virtud del sacrificio o porque simplemente no di con buenos profesores. No soy capaz de aprender nada si no me entusiasma el tema. No conseguí interesarme por el catecismo, la geografía o lo que, en general, me aburría. Sin embargo me gustaba la caligrafía, la gimnasia, las matemáticas, el dibujo y cantar en mayo “con flores a porfía” que dicho sea de paso nunca supe qué significaba.
Con esto quiero decir que soy autodidacta. Muchas personas confunden este término ya que piensan que aprender sin estudiar una carrera, como se ha hecho siempre, no es posible. Nada más lejos de la realidad; el autodidacta dedica mucho más tiempo al aprendizaje porque dedica su esfuerzo a lo que de verdad le emociona, le interesa, le gusta, por lo que no se autolimita “a cumplir” con su tarea si no que investiga con pasión, con el máximo interés, como niños enfrascados en sus juegos.
Así ha transcurrido mi vida: trabajando y aprendiendo. He dedicado más de 25 años a la música como compositor y músico en varios grupos de rock. Paralelamente fui aprendiendo el oficio de diseñador gráfico por cuenta ajena para después ser el dueño de mi propia agencia de publicidad «Graffiti» durante 30 años como director creativo.
El dibujo y la pintura, como mi afición a escribir, han estado presentes desde siempre, contagiado por mi padre, un magnífico pintor y algunos amigos de la familia dedicados a las artes a los que siempre les agradeceré su involuntaria enseñanza. Como no, también pasé por la escuela de arquitectura y algunas visitas a la de bellas artes que no me sirvieron más que para corroborar que yo no sirvo para estar sometido a ningún tipo de disciplina que no sea la autoimpuesta, por puro placer.
Soy un enamorado del “art brut” desde que, hace ya muchos años, descubrí a Jean Dubuffet y todos sus correligionarios. En ellos me veo reflejado haciendo lo que hago poniendo el alma y el corazón en el proceso creativo. Dejo a un lado las explicaciones sesudas, las mentiras vendedoras, la verborrea elitista y las explicaciones tortuosas y falsas de aquellos que ven el arte desde la barrera o que entienden el arte tan sólo como un oficio.
El arte para mi es una forma de vida, es un estado de felicidad al que no busco explicación.
Soy -sigo siendo- un niño y sólo quiero jugar.
BIOGRAPHY ENGLISH VERSIÓN
I was born in a time (1951) in which us, kids, were not important at all, but although that could be seen as something negative in the beginning, it happened to be oddly enough quite the opposite. From an early age, grownups’ carelessness would let us have a wonderful freedom. There were no interferences to develop what we had been given by birth.
There was no training then as the one kids nowadays are subdued to. School was just a formality, at least for me, and, as far as I can remember, I was never a good student because I lack the virtue of sacrificing myself. I am incapable of learning anything if I amnot enthusiastic about it. So, I had no concern in Catechism or Geography or anything out of my interests. However, I liked Calligraphy, Physical Education, Mathematics, Drawing and singing in the month of May “con flores a porfía”, whose meaning, by the way, I never understood (2). I am telling you all this to explain why I am self-taught, a concept considered as something stupid by some people because they think it means learning without studying.
Nothing further from reality, the self-taught person spends much more time learning because they devote their efforts to what really moves them, interests them, what they really like, and therefore, they don’t limit themselves to carry out their task, but investigate passionately with the highest interest, like children wrapped up in their games.
My life has gone by like that, dedicating more than 25 years to music both as a composer and a musician in rock bands and, at the same time, working as a graphic designer first, and then as a creative director in my own small agency, “Graffiti”. Drawing and painting and also writing as a hobby have always been present in my life, enkindled by my father, who was an excellent always be grateful for their unintended help. Of course, I also went through the School of
Architecture and paid some visits to the School of Fine Arts, and that served me to confirm that I am not good to be subdued to any kind of discipline except the self-imposed for mere pleasure.
I am very fond of the “art brut” since I discovered Jean Dubuffet and all his fellow artists many years ago, because I can see myself reflected in them when I do what I do the best I can, above all with all my heart and soul, putting aside all the brainy explanations, the selling lies, the elitist verbosity and the false and devious explanations of those who watch art from the barrier or understand art just as a trade.
For me, art is a way of living, it is a state of hapiness I don’t seek explanation to.
I am — I keep on being– a kid. I just want to play.